En el nuevo sistema de impartición de justicia civil y familiar, cuya entrada en vigor es cada vez más próxima a nivel nacional, como abogado, estudiante de Derecho, o aspirante a serlo, es fundamental una correcta preparación en materia de oralidad.
Nuestro país, gradualmente, ha ido evolucionando de forma importante en cuanto a la implementación de los juicios orales, los cuales han ido desenredando una serie de trabas, dilaciones, impedimentos, ineficiencias y rémoras jurídicas que han imperado en las últimas décadas en los juicios de proceso escrito, provocando procedimientos excesivamente largos, e impidiendo el dictado de resoluciones prontas y expeditas, generando con ello una congestión y parálisis en la sustanciación de controversias de la justicia cotidiana.
El nuevo sistema de oralidad representa una institución que la administración de justicia necesitaba: juicios afables y ágiles, que busquen arribar a una conciliación efectiva temprana, y que consiga evitar las tediosas secuelas procesales a la que nuestro actual sistema de justicia nos ha acostumbrado.
La oralidad será una herramienta indispensable para transformar la realidad jurídica adjetiva actual. Sin embargo, para que esto suceda, los operadores jurídicos debemos prepararnos desde este momento para poder asumir los compromisos y las responsabilidades que implicará la correcta implementación del nuevo ordenamiento civil y familiar.
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